Tractores eléctricos, una mirada al futuro de la maquinaria agrícola sostenible

(21/11/18) La agricultura está viviendo una verdadera revolución tecnológica. Sistemas de riego inteligente, drones y big data han llegado a nuestros cultivos con un claro objetivo: lograr que la actividad agrícola sea más eficiente, rentable y sostenible. Sin embargo, el consumo de combustibles fósiles y la emisión de gases contaminantes que genera el vehículo agrícola por excelencia, el tractor, sigue siendo una asignatura pendiente.

En febrero de 2017 asistimos al primer paso de lo que hoy es ya el inicio de un cambio de paradigma en el campo de la maquinaria agrícola: John Deere, una de las principales multinacionales del sector, presentó el prototipo de un nuevo tractor 100% eléctrico, el SESAM (Sustainable Energy Supply for Agricultural Machinery). Una enorme batería de litio de 130 kw otorga a este vehículo una autonomía de cuatro horas, mientras que sus dos motores eléctricos le permiten alcanzar velocidades de hasta 55 km. Y todo esto sin gastar ni una gota de gasolina.

Puede que los tractores John Deere hayan sido los primeros, pero no son, ni mucho menos, los únicos. Otro referente de la industria, el fabricante alemán Fendt, desveló el año pasado su modelo Fendt Vario E100, capaz de trabajar hasta seis horas seguidas sin recargar. Mientras tanto, otras muchas empresas, tanto consagradas como recién llegadas al sector, siguen trabajando para que el tractor eléctrico pase de ser un proyecto a una realidad.

Los beneficios de esta “revolución eléctrica” de la maquinaria agrícola serían evidentes. Por un lado, el uso de energías renovables y no contaminantes supone otro paso más hacia una agricultura respetuosa con el medio ambiente. Por otro lado, si bien los vehículos de tracción eléctrica son más caros, el ahorro en combustible garantiza su rentabilidad a medio o largo plazo.

Pero, si bien parece cierto que el tractor eléctrico acabará imponiéndose en el futuro, la realidad es que se trata de una tecnología joven, cuya implantación presenta todavía ciertas dificultades. El elevado coste de estas máquinas, unido a la menor potencia de sus motores y su reducida autonomía (de cuatro a cinco horas de trabajo entre carga y carga), impiden que podamos hablar de él, a día de hoy, como una opción rentable y práctica para la mayor parte de las explotaciones agrícolas.

Sin embargo, al igual que está sucediendo con los coches eléctricos, todo indica que, en pocos años, se producirá una reducción de costes; la progresiva convergencia de los precios del gasoil con los de la gasolina jugará también a favor del tractor eléctrico, contribuyendo a acortar el tiempo de amortización, que, en el caso de los automóviles eléctricos, ronda actualmente los 5 años. Al mismo tiempo los avances tecnológicos permitirán, previsiblemente, aumentar la duración de sus baterías y la potencia de sus motores, ofreciendo un rendimiento similar al de los tractores actuales, pero reduciendo su impacto medioambiental y suponiendo, de cara al futuro, un considerable ahorro económico para el agricultor.

¿Y cuándo llegarán los primeros tractores eléctricos al mercado? Al parecer, será muy pronto. Según palabras de Alfonso Tajada, presidente de Ansemat, la organización que agrupa a los fabricantes de maquinaria agropecuaria de España, estos vehículos podrían estar disponibles para el 2020.

Xavier Petit

Relaciones con el territorio – ASG.